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Daniela Gamboa, investigadora del área de Rehabilitación ambiental y dinámicas ecosistémicas de SMI-ICE-Chile, tuvo una destacada participación en el reciente congreso Sustainable Mining 2025, que organizó Gecamin.

Junto a Mauricio Vera, ingeniero en gestión de la Dirección de Medio Ambiente y Territorio de Codelco- División Salvador, en una de las plenarias expusieron el siguiente tema: “Minería responsable y participación: reflexiones a partir del Plan de Puesta en Valor del Salar de Pedernales”.

Daniela Gamboa partió explicando las particularidades de este salar alto andino y el por qué la importancia de esta medida de puesta en valor, acordada en el marco de un proceso de avenimiento entre Codelco-Salvador y el Consejo de Estado, producto de una demanda por daño ambiental.

“En el Salar de Pedernales -expuso Daniela- los sistemas hídricos que conectan flujos superficiales permiten el desarrollo de humedales, tales como bofedales, vegas y pajonales hídricos, los cuales sostienen una gran diversidad biológica única y muy relevante para la conservación de diversas especies, como aves, reptiles y mamíferos.

“Además, los salares del altiplano tienen una estrecha relación con varias culturas indígenas, debido a que su ubicación es parte fundamental de las rutas de migración estacional utilizadas por comunidades que han transitado el desierto de Atacama desde tiempos ancestrales”.

La investigadora de SMI ICE Chile explicó también que los humedales altoandinos son uno de los ecosistemas más amenazados por la crisis climática y también por el uso intensivo del agua para el desarrollo de actividades humanas.

Por su parte, Mauricio Vera detalló el origen y alcance de la medida RC-02 Plan de Puesta en Valor, que Codelco Salvador ha trabajado en conjunto con el equipo de SMI ICE Chile.

“Como compañía, asumimos este proceso de cumplimiento con un firme compromiso hacia la sostenibilidad”, sostuvo. “Para nosotros, ha representado una valiosa oportunidad de aprendizaje, permitiéndonos fortalecer nuestras prácticas y reflexionar sobre nuestro rol en el territorio”.

Este Plan de Puesta en Valor, considera las siguientes acciones:

▶ Elaboración e implementación de un Plan de Manejo para la conservación utilizando los Estándares Abiertos.

▶ Desarrollo de actividades de educación ambiental.

▶ Desarrollo de publicaciones de difusión científica para la conservación de humedales altoandinos y sitio prioritario regional.

▶ Implementación de una señalética informativa.

▶ Instalación de miradores en quebrada Leoncito, cabecera sur río La Ola y SVAHT activo del Salar de Pedernales.

▶ Constitución de un derecho real de conservación en los sectores de propiedad superficial de CODELCO (cabecera sur río La Ola y quebradas Leoncito, El Colorado, Las Tinajas y Tordillo).

▶ Títulos de ocupación en los sectores sobre los cuales CODELCO no tiene propiedad superficial (Asiento, Ciénaga, Pastos Largos, Río Negro y Vertiente 2).

▶ Cesión de derechos de aprovechamiento de agua de su propiedad en las quebradas aledañas de agua dulce donde se desarrollarán las descritas medidas de reparación y puesta en valor.

“Las comunidades Colla se involucraron directamente con las actividades de educación ambiental, dándole más profundidad a la experiencia educativa”, destacó Daniela Gamboa. “Esta interacción favoreció una comprensión más integral de la relación entre cultura y naturaleza, fomentando el respeto por la diversidad cultural en los alumnos y alumnas que participaron en la experiencia educativa.

“Uno de los mayores desafíos ha sido construir una visión en conjunto de gestión del territorio que articule las perspectivas de las comunidades y la Compañía”, sostuvo. “Hay diferencias epistemológicas sobre lo que significa el salar para cada uno: mientras las comunidades lo definen como una parte fundamental de su territorio ancestral, un espacio sagrado y vivo, desde la industria tienden a verlo con una lógica funcional y productiva. Y esto deriva en distintas visiones sobre el concepto de conservación”.

Mauricio Vera valoró el hecho que, durante este proceso, fueron aprendiendo y ajustando las actividades del acuerdo y de la puesta en valor a la realidad y perspectiva de los actores del territorio. “El enfoque colaborativo ha permitido que las actividades y resultados del proyecto cuenten con la aceptación y legitimidad de las comunidades y de los diferentes actores”.

Daniela Gamboa dijo que uno de los mayores aprendizajes ha sido comprender la importancia de considerar los tiempos de las comunidades y generar espacios reales y vinculantes de escucha de sus demandas. “Este enfoque participativo permitió abrir un diálogo intercultural que ha resultado clave para superar diferencias epistemológicas sobre el territorio, sus usos y su valor.

“La sostenibilidad no se logra solo con indicadores técnicos, sino también con relaciones, respeto y aprendizaje compartido”, expresó. “Quiero invitarlos a repensar el rol de los proyectos de sostenibilidad, no solo como instrumentos de cumplimiento, sino como espacios de transformación”.

Al finalizar, Mauricio Vera señaló: “Queremos reforzar el valor tanto del proceso como de los resultados. Esto ha sido gracias al trabajo colaborativo, construido con diálogo entre los actores, lo que ha permitido integrar las diversas miradas y fortalecer la confianza entre las partes”.